De artistas y sortilegios: Alejandra Camposeco Prieto
- PARTRES
- Apr 23, 2012
- 6 min read
Romina Cazón, quien actualmente dirige la Revista El Humo y columnista en el Diario de Querétaro, en el suplemento dominical El Barroco, lleva desde hace ya tiempo su columna "De artistas y sortilegios" lugar donde entrevista a los escritores de Querétaro.
"DE ARTISTAS Y DE SORTILEGIOS
Diario de Querétaro
23 de abril de 2012
Por Romina Cazón
Alejandra Camposeco abrió sus ojos por primera vez en la Ciudad de México, allí tuvo el acercamiento al arte, al lado de su abuelo. La música nunca faltó en sus oídos, los libros menos y la capacidad creadora mucho menos. Alejandra traía consigo el arte escrito, como una herencia, como un sello, pero con una voluntad que partía de ella.
Desde 1980 vive en Querétaro donde profesa la palabra, la trasmite como educadora y la difunde. Entramos a su mundo para saber más ...
¿Describe a Alejandra en cinco palabras?
Obsesiva - Perfeccionista - Inteligente - Feliz – Creativa
¿Qué cosas te hacen feliz en la actualidad?
Extrañamente no son las cosas lo que me hace feliz. La verdadera felicidad existe dentro de uno mismo y surge de sentirte completa, congruente y satisfecha con la vida que has elegido vivir. Amo muchas "cosas" si así le quieres llamar; me encanta la belleza del lenguaje, los cuadros y la música, las mandarinas por las mañanas, las historias de vampiros, beber mucho café, los libros viejos y usados, las alcachofas con mayonesa, los hombres que usan lentes y saben muchas cosas, los jóvenes a los que les doy clases porque de ellos aprendo algo nuevo cada día, pero más que nada amo ser quién soy.
¿Cómo fue tu juventud? ¿Qué recuerdos conservas?
Mi niñez y mi juventud no fueron tan lindas. Desde que nací fui un alma rebelde y solitaria. Crecí rodeada de libros y muchos artistas porque mi bisabuelo era un músico y compositor muy conocido en México que se llamaba Carlos Chávez y yo crecí en casa de mis abuelos. Siempre me gustó rodearme de personas más viejas que yo y compartir sus experiencias de vida. Suena a que debe haber sido increíble, pero para una niña, crecer en un mundo de adultos sin amigos y sin personas de su edad no era lo óptimo. Más que nada recuerdo el olor de los libros y las horas que pasé leyendo. Una vez encontré un libro que se llamaba "Los deshollinadores de Milán" y me lo leí de un jalón. Fue la primera vez que me dio fiebre por leer tanto. Ahora ya no me da fiebre pero soy capaz de leer cuatro libros en un día y retener toda la información. Con el tiempo la rebeldía se transformó en un arma de dos filos y mi vida fue bastante movida, pero siempre recuerdo esos años en casa de mi abuela como un espacio de silencio y reflexión que a veces extraño mucho.
Afortunadamente a Alejandra le toca criarse en ambiente peculiar al de muchos. Recordemos, Carlos Chávez (1899- 1978) fue compositor y director de orquesta, hombre público, funcionario, educador y político. La presencia del músico en la vida de Alejandra es crucial e importante para desarrollar su creatividad.
¿Cuándo descubriste el oficio de escribir?
La lectura y la escritura van tomadas de la mano. Una cosa te lleva a la otra y viceversa. Supongo que fue la enorme cantidad de libros que leí los que me impulsaron a comenzar a escribir, o tal vez fue la primera vez que me enamoré de uno de esos amores platónicos que sólo ocurren en la secundaria y que llenó mis cuadernos de poesía. Pero ya más en forma comencé a hacerlo después del nacimiento de mi primera hija. Tenía demasiado tiempo libre y me inscribí en un taller literario; escribí muchísimos cuentos que posteriormente me publicaron en un periódico. Al mismo tiempo me gané un concurso de cuento y de ahí nació mi primer libro: "El bilé y otras ensoñaciones", que me publicó Conaculta. Muchos de los cuentos que se publicaron en el periódico forman parte de ese libro. Desde ese momento ya nunca pude detenerme. La escritura y yo compartimos la misma respiración.
Comparten tanto, que ha participado en varias antologías y ha ganado diversos premios tanto a nivel nacional como internacional. Ejerció el trabajo periodístico en la Ciudad de México durante algunos años.
¿Qué te han dados tus libros? ¿Qué piensas de ello?
He escrito varios libros y cada uno de ellos refleja un instante de mi vida, es por eso que después de publicados jamás los he vuelto a leer. Algunas de las antologías en las que aparezco ni siquiera las conozco. Cada libro escrito es, para mí, una especie de exorcismo. Dejo salir todos los demonios que me invaden y les permito descansar. He publicado dos libros de cuentos, tres de poesía y un libro sobre alcoholismo y cada uno de ellos ha sido parte esencial de la vida que estaba viviendo en ese momento. Algunos ya no se consiguen, otros están aún de moda, pero eso no me interesa mucho, lo que es verdaderamente importante es la historia que comienza a gestarse en mi mente el día de hoy y que necesita desesperadamente ser escrita. A esa sí que le hago caso. De los libros pasado guardo buenos recuerdos y algunos no tan buenos, pero ya no me pertenecen, que el lector haga de ellos lo que desee. Yo sigo escribiendo.
Es autora de los siguientes libros: El bilé y otras ensoñaciones, Fondo Editorial Tierra Adentro; Hoya de Serpientes, Ediciones Presagios; Mientras esperas, Editorial Fuera de Comercio. Letras sonámbulas, Editorial Tintanueva. Reconstrucción de los pecados, Gobierno del Estado de Querétaro y Del alcoholismo y sus emociones, Editorial Vergara.
¿Existe un libro que no hayas terminado nunca de leer?
No uno, varios. Los libros mal escritos me dan dolor de estómago. Antes me obligaba a leerlos hasta el final pero con los años me he vuelto mucho más selectiva; ahora sólo leo cosas que me interesan. Si un libro está mal escrito lo dejo de lado y evito leerlo. De los clásicos creo que el Ulises de Joyce y me da vergüenza admitirlo, pero jamás pude con él. Incluso tengo una broma privada con mi papá en la que él me dice que leyó el Ulises a los cinco años y yo me muero de risa.
¿Qué libros te conmovieron?
"La tregua" de Mario Benedetti me hizo llorar. "Germinal" de Zolá me dejó con dolor de estómago. "El obsceno pájaro de la noche" de José Donoso me dio pesadillas mucho tiempo. "Las palmeras salvajes" de Faulkner me dejaron con la boca abierta. "Crimen y castigo" de Dostoievski me hizo pensar más tiempo del necesario. Y te puedo seguir citando libros que no logro sacarme de la cabeza por diferentes razones. Lo importante es que un libro de produzca algo. Por ejemplo; cada vez que me siento medio depre releo pasajes de Don Quijote de la Mancha, ese libro tiene la misteriosa facultad de animarme. Actualmente leo muchos libros de ensayo y hay algunos que me dejan atónita, sobre todo he descubierto que la ciencia me interesa muchísimo.
"Hace veinte años se me murió alguien. Pero no se murió con esta muerte. Simplemente, se fue. Del país, de mi vida, sobre todo de mi vida. Es peor esa muerte, se lo aseguro. Porque fui yo quien pedí que se fuera y hasta ahora nunca me lo perdoné. Es peor esa muerte, porque una queda aprisionada en el propio pasado, destruida por el propio sacrificio".
Fragmento de La tregua una novela que fue escrita en 1960 y está situada en Uruguay.
¿Qué libro no te causó nada?
Ya no me acuerdo. Si no me causó nada no lo registré.
¿A qué te dedicas ahora, desde tu regreso a Querétaro?
Siempre he sido muy inquieta. Actualmente soy profesora de secundaria y preparatoria. Escribo una novela policíaca. Estudio un diplomado en educación. Y el próximo mes de mayo comienzo a impartir un taller sobre cómo escribir novela: policíaca, de aventuras, melodramática y de terror y suspenso. Los invito a inscribirse conmigo aunque quedan pocos lugares. Es sólo un mes. También soy mamá y sigo siendo una lectora voraz. Pero más que nada me dedico a aprender a ser feliz cada día.
Muy inquieta, pero capaz, ágil y hábil para desempeñar tantas actividades juntas. Pero todo ello forma parte de su ser, así es Alejandra, muchas mujeres en una sola.
¡Muchas gracias!"
Para leer la nota de su fuente original, haz clic aquí.
Comentários