Apunte de viaje #1
Armação de Pêra
El sonido del foco me recuerda a una mosca atrapada en un vaso de cristal bocabajo. Una de las cosas que se hace cuando se es pequeño. Atrapo a una mosca y la pongo en un vaso volteado sobre la mesa, viendo cómo lucha por escapar, por sobrevivir. Cómo pelea por su propia vida. Aunque tal vez la mosca no luche por nada y sólo siga una especie de instinto que le fue dado con su propia aparición, como parte de su génesis, para tratar de mostrar su descontento con las acciones de un niño sádico como todo niño. Ahora el foco se apagó, por fin, dando término a la vida de la mosca imaginaria. Al final, todo esto es un vaso de cristal y la mosca soy yo. Filosofía barata, sí. Pero también una prueba del juego, ese ente indescriptible de cuya existencia traté de convencerte tantas veces, en medio de tus lágrimas y tus sollozos, y tu desesperación y no me entiendes. El cigarro que ahora muere entre mis dedos y en mis pulmones es también fruto del trabajo amoroso de dos partes, que morirá por culpa de algo que no puede controlar, pero se esfuerza. El cigarrillo respira oxígeno y exhala dióxido, como tú y yo, pero no vive anhelando una vida mejor. Sólo vive para ser ingerido por algo superior, como nosotros. Todo tiene un principio y un fin, pero rara vez hay algo que renazca, como se dice del Ave Fénix, de sus propias cenizas. Estamos todos acostumbrados ya a que lo que existe es finito, pero hay tantas cosas que no deberían. Las cervezas y las frutas exóticas, los cigarrillos cubanos y las noches sin sueño, la gasolina en el tanque y las pláticas amenas. Así tampoco quisiera que te me acabaras tú. Pero como ya acabaste, quiero verte nacer de tus cenizas, sonriendo una vez más, coqueta, cuando te hablo de nimiedades. Las asoleadas en las playas imaginarias de España y las naranjas que aún hay que recoger. Quiero que renazcan las caricias en los lugares prohibidos por las cámaras de circuito cerrado y los guardias de seguridad. Quiero que reaparezcan los andares sin rumbo por caminos empedrados. Y aunque alumbres ahora en otros parajes, quiero verte gritar, en el mástil más alto, tierra en el horizonte desde el horizonte.
Junio 2011
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