Viento de Marzo
El viento mecía su cabello, y nada más.
Miraba con ojos vacíos hacia el profundo abismo que parecía llamarla, con una voz aterciopelada y dulce.
Todos sus pensamientos se centraban solamente en una cosa; simple pero determinante: La caída. Una vertiginosa caída que la transportaría a otro lugar.
La iba a envolver por completo, en un invisible manto frío de seda. El viento la iba a arrullar con un suave canturreo en su oído, uno que sólo ella escucharía.
Su cuerpo danzaría libre, con movimientos suaves y precisos en sincronía con su cabello, creando una hermosa visión sobria y elegante.
Pensaba en la caída, pero no en la llegada. Era algo a lo que no le prestaba atención ni importancia. Al fin y al cabo, el sentimiento de libertad valdría la pena. No importaba nada más, tan sólo escapar de aquellos demonios que la tenían cautiva, encarcelada en una jaula dentro de su propia mente.
Y así, sin ningún arrepentimiento, sin un momento de fluctuación, dio un paso hacia delante…