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Posesión.

 

 

Primer encuentro

 

 

I

 

Abrí  mi  inbox y leí un anuncio

Eras tú, Mefistófeles, el mismo que se tiende de mis nervios.

¡Oh,  Fausto! tú que fuiste condenado.

¡Oh Fausto! A ti te invoco.

 

 

II

 

Dicen que fui de inmediato a encontrarme con la derrota

de mis nervios torcidos por la lengua del Señor.

Flamígero espíritu, cancelas la palabra con que hemos

enaltecido nuestro ego.

Mefistófeles! retorna  a tu engranaje

de discursos virulentos.

 

 

 

 

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