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Patio.

 

 

 

El soldado de arena se hunde en mis dedos

y avanza

por las ramas de una pirámide dorada.

 

Mi mano es la fuerza de gravedad de esta historia

donde aterrizan naves espaciales junto a flores amarillas.

 

El lodo que ha dejado la lluvia de hace una hora

es el pantano de esta selva donde habitan víboras y jaguares.

 

Un helicóptero siempre salva a mi héroe 

de cualquier complicación

que puedan tejer los villanos de mi cabeza

y con la sangre de este juego

alimento a los insectos que brotan de la tierra.

 

He vuelto al mismo lugar

y un láser ha destruido la jungla del árbol,

las grietas del cemento son ahora

trincheras para la infancia de mis sobrinos

donde algún día

ellos

también habrán de morir.

 

 

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