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Onomatopeya.

 

 

El cielo  reposa su color  
en nuestros ánimos
 
cuando nuestra columna
enrosca el  movimiento
lo miramos
 
el ojo es sirviente del reloj
afianza el sonido en retroceso
 
mantiene la distancia
tan elegantemente
 
elegante en mente
 
que de un salto de hojarasca
un saltamontes cruje 
su destino. 

 

 

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