Noche habitada.
1
Recordaré todas las noches,
todas las noches
de tu cuerpo iluminado.
Mis ojos cerrados en la noche blanca,
tu cuerpo noche,
tu cuerpo en mi mano cada estrella.
Recordaré también el día
cuando el sol dibujaba tu cuerpo en las paredes,
tu cuerpo sombra negra,
noche sombra.
Silueta de cartón tu cuerpo.
Recordaré la casa terracota,
la cama de madera
cafetera ardiente a cada hora,
chimenea silenciosa
tu cuerpo
danza permanente.
2
Tus manos en el sueño de mi cuerpo,
tus labios en el cuerpo de mis manos,
tus senos habitantes de mis ojos.
El tiempo es antes,
siempre,
ahora,
tiempo en la mesa donde escribo,
vida las flores de la casa.
Por la ventana pasa la calle
fresca,
árboles en cada patio,
sabor visible.
Los días se caen del calendario,
tu cuerpo crece
noche,
mi cuerpo espera tu cuerpo
tu noche.
3
Hace tiempo que aprendí tus pasos,
a pensar tus pasos junto a mis pasos,
un sol para los dos tus pasos.
Una calle tumultuosa
para estar a solas,
casa para habitar las manos,
muro espejo
la voz,
tu voz,
alma que alimenta el canto.
Abro la ventana
para que entre el día:
la noche,
todos los días todas las noches.
Tu cuerpo soles,
lunas,
las estrellas.
4
En esta casa está la historia,
ahí almorzamos juntos,
ahí amamos y morimos siempre,
ahí tuvimos hijos
árboles,
ahí están a la mesa las genealogías.
Cuatro muros es el mundo,
dos cuerpos universo,
mar,
noche
inmensa.
Esa casa es el poema.
La mano que danza en el papel.
Tu cuerpo que mueve esta mano
esta vida
ha soltado al viento
sus caballos.
5
En el marco azul,
oval,
tu mirada serena,
el mecanismo poético de tus labios.
Por la calle
pasa Baudelaire.
Los libros abrazan las paredes,
la pintura sueño mar.
Todos los días
Montale,
Borges, Ítalo, Fuentes,
Paz, Moravia, Zambrano.
El vino tinto,
el mezcal de gusano rojo
en esta mesa,
en esta cama,
en esta mesa.
6
Ahí están los nombres de las cosas,
tuvimos nombres
nunca cosas
ni siquiera soñamos con las cosas,
soñamos
nombres,
nombramos
sueños,
me acompañaste entre renglones,
entre laberintos nos perdimos.
Éste es el mundo,
mundo solo
de tumultos solos.
Nuestras manos apretadas.
No tuvimos cosas,
sólo manos
para asir los sueños.
7
¿Cuál idioma
nos unió
en la noche?
¿Qué iniciales
completamos en silencio?
Esa palabra
nos recorre
sin saberla,
y electriza la existencia de los cuerpos.
Los imanes de las manos
alzan
en la noche las estrellas.
Al cerrar la puerta de la casa,
al tomar café
tu cuerpo es noche
noche
oleaje de los mares.
8
Por los muros crecieron las enredaderas,
era el tiempo
detenido de los muros,
era el muro quieto,
la vida creciente de los muros
Alimentamos las flores diarias.
Hoy es lunes,
luna
y domingo en los recuerdos.
Hoy crecieron los jardines,
los árboles,
las hojas de los libros nuevos.
Yo escribí poemas,
tú escribiste cuerpos.
Esa fue la historia
que pudimos
juntos.
*“Noche habitada” forma parte del libro El oficio de
esperar, Guanajuato, colección ex libris núm. 3,
Universidad de Guanajuato, 2006.
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