Un par de científicos se encuentran en medio de un viaje. Víctor Frankenstein narra con arrepentimiento cómo fue que su ambición lo llevó más allá de lo que nunca debió llegar. Recuerda con horror el momento en que vio culminada su obra, una “alodina noche de Noviembre”. Toda su ansiedad y su sed de éxito se reflejaron en los amarillentos ojos de la terrible y antinatural criatura. El monstruo sin nombre, es abandonado en un hostil mundo que le teme y repudia por su apariencia. A través del tiempo muestra rasgos de inteligencia y desarrolla profundos sentimientos humanos que le hacen entender que jamás podrá adaptarse. La inmensa y deforme criatura sufre, y de su soledad y el rechazo, nace la necesidad de venganza contra aquel que lo ha creado.