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Mariposas a domicilio.
Relatos insectuosos. Parte I
─¿Qué traes en esa canasta? ¡Es una canasta muy pesada, abue!
─¿No adivinas? ¡Qué me pediste que te trajera?
La niña hace cara de duda y luego compone un puchero.
─Yo te pedí mariposas, no una canasta…
─Cierra la ventana y las cortinas y luego, abre la canasta.
Y entonces la niña abre la canasta y unas cien mariposas monarcas salen volando por todas partes, unas se quedan en las cortinas, otras se pegan en su ropa, otras revolotean sobre las macetas. La niña salta y ríe.
─¡Gracias abue! ¡Gracias!
─¿Cuándo te he fallado? - Dice la abuela-
─¡Nunca!. -Dice la niña-
Y ese es uno de los recuerdos más bonitos de mi infancia.
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