Libro sexto
Cuando se extienden las alas
la sentencia
prosigue
no importa el plumaje renovado
ni el daño que perfora
el que a plasma
les enreda el nombre
el fardo
resucita el miedo en altitudes
posesas de quietud las aves
por eso y más
el reto
es no amenguar el vuelo.
Aunque quieras andar la primavera
cambias el rumbo
en el andamio hiedra
nube estacionada en un castillo
serpentina de papel marchita
acabas
ni dueño de tu nombre
si ni eras así
si nadie te conoce
no te es dado ocultar por siempre
en un ápice durezas
a qué preguntas por la piedra
que dejaste al paso
el tiempo
para romper el espejo
también acaba
no tienes tino en la seda
es mía
florea ahí mismo
donde ponías los pies.
A que hacer más hondos los surcos de la frente
el agua aclara
la verdad
controla el tamaño de tus uñas
para disimular la culpa
haz algo con el brillo en los sudores
el ímpetu vale a cada paso
aun sin nombre
y yo
por tu culpa
desde ayer soy tenaz
soy inocente cuando llueve
conozco tus mentiras.
Siento la compasión
por la marca del chipi chipi en Navidad
llueve toda la noche
el agua apunta al pecho
hace sentir
nada de nadie
y de ninguno
el aguacero
se vuelve dueño de esferas y de luces
adornos que al heno
le doblegan
pobre
tanto moho
no tiene merecido.
Amanece
y un Cóndor
me vuela en transparencia
un Caimán jura que ama verme
ellos me atropellan cuando lloran los cocuyos
por la tarde
un Colibrí me besa
a una Mariposa le duele la zozobra
cuando va en el alfiler
y se hermana conmigo
al paso
yo me compadezco
y camino
agarrada de las manos
con ese animalerío
toda la noche.
He decidido no decir nada de nadie
para no amargarles la existencia
que de alguna manera
a mí me sirve
sólo por hoy
no critico
no repruebo
no señalo
no creo que yo sea mejor que cualquiera
hoy no me amargo la vida con estupideces
pero solo por hoy
mañana
no sé si me aguante.
Una gota de sudor en la frente
me acosa me respira
me enferma
me hiere me ahoga me niega
me grita me rompe me desnuda
me anega me asfixia me supura
me hunde me desespera me bebe
me corroe me hincha me taladra
me desnuda
me salpica me supura
me obnubila me condena me revienta
me acusa me satura me destroza
me grita me anula me enloda
me amarga me encadena me transforma
me desgasta me derriba me contagia
me rechaza me agota me frena
me ahorca me enfrenta me enfurece
me deshoja me reseca me vomita
me miente me desprecia
me contamina me cerca
me inverna me ignora me escurre
me quema
y poco a poco me mata.
El ovillo del Otoño esta enredado
no duerme
desde que dejaste de ser esclavo del insomnio
cuando apagas la luz
me recuerdas
que existen los anélidos
viviendo en los recodos
contando los hilos de la carne muerta
anda y ve
desátalo también
lava el veneno
que inyecta el chucunguya
hazle el sendero
despacio al paso
sumérgele en el bólido de la anestesia
que se vaya
para que no se vuelva adicto a mi sangre
y deja
que me escurra su sombra
en las ojeras.
Impacta mirar tanto insecto venenoso
en cualquier lado de la casa
prendiendo
cizañas en la antorcha
sacando en su frente las lancetas
secando el verde sembradío
borrón y cuenta nueva
que traes a cada rato manzanilla
tan distante
tan distinta
tan luz en el patio y el retoque
que casi es imperceptible
el mal trago diario
de ponzoña,
Voy a sacar el alma a la intemperie
que el gentío
muestre por la ruta sus debilidades
quiero descubrir su destino
y echarle la culpa
de quiénes fueron al llegar a mi vida
voy a descubrir si son alas
si me vuelan o me niegan
en qué estancia me detienen
quién me tiene en su regazo
a que distancia encalló en el pulso
el muro abandonado en las seis sillas
rociando agua bendita en la cama
todas las noches
cual retozo es en el jardín
encarcelado
en purísima cajita de cristal
voy a encontrar la culpa del alma
colmada en los errores
interrogo su guarida por calles
pero están vacías.
Aunque el Agua dulce
haya salido de su cauce
con el polvo en los dientes
muerde el lodazal
cuerpo a cuerpo
se limpia
lucha
y purifica
piedra a piedra
tropieza
a pesar de tener
refugio para el sol
el agua corriente
también
cede al cese en los sedales
y se vuelve grato
el sabor
de un grano de sal..
Cuando el amor
se va
se acaba
se pierde el alma
nadie puede evitarlo
se escapa
se evapora
se deshace en la guarida de las hieles
pero no olvida
quién le hizo mal
le queda la fisura de la sed
cárcel del llanto
anomalía
resignación
por si aparece la Virgen
para pedirle que se lo lleve lejos.
Es tiempo de dar a luz
el minuto de hacer florituras de la ceniza
del florear en las estrellas
y brillar en los labios
es el momento
de rozar en el cielo la alegría
nacer en unos ojos
mirar la muerte tan normal
prendida en las entrañas de la tierra
sentir a modo la palabra
nacer del cieno en un cielo
es el momento perenne en una hoja
desnudar lo amargo
vestirlo en el azúcar
derribar el muro de ayer y mañana
cortar los olivos del querer
ir con la corriente
pisar feliz el polvo de tu polvo
reír de color
y resplandecer de vida
al lado de la vida.
Hoy y siempre la vida
es seda sepia de tus quereres
no es eternidad bogar en el ceño de aquel
en alguien imaginario en la caída
a plazo fijo
libre de búsqueda polvo a polvo
a salvo en los retoños
otros
de la tundra
cuántos luchan cuerpo a cuerpo
por el árbol harto de dar sombra
resopla el corazón
empoderado en los poros clorofila
término de otro aliento
al lado
y tú y nadie y otro
consiente o no
reclaman
la pulsión
que pertenece desde ayer a la muerte .
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