La película
Alice se estaba acerando a Tom, la imagen era perfecta. Habían caminado tomados de la mano, había sido una larga caminata, los coches habían pasado haciendo que el tiempo pareciera incluso más lento: perfecto.
Ahora estaban ahí, se veían directo a los ojos, intercambiaban miradas. Alice observó sus ojos: café, grandes, obscuros. Estaban parados justo en frente de un gran árbol solitario, sus sombras se mezclaban mientras el sol descendía.
Podían ver la ciudad entera desde ese punto en lo alto, la naturaleza los rodeaba mientras el atardecer convertía todo en oro, como si el sol fuera la mano de Midas. La tierra naranja brillaba y los arbustos aun estaban sin hojas por el invierno.
Y el árbol, como el rey del paisaje, los estaba viendo. Alice no podía moverse, sabía que el momento se acercaba y no podía dejar de pensar en lo mucho que lo amaba. El era distinto a los demás y ella era capaz de ver a través de el.
Sabía cuando el estaba triste con solo verlo a los ojos; sabía lo que el pensaba casi todo el tiempo, y ella estaba feliz de que últimamente pasaban casi todo el tiempo juntos. Ella no necesitaba nada especial, solo con platicar con el, con ver su sonrisa ella estaba bien.
El se inclinó, se acercó a ella, su corazón estaba acelerado, y entonces la besó. No podía respirar, Alice sintió sus manos en su cabello y lo sostuvo del cuello. Era uno de esos momentos que deseas que nunca terminen.
Pero terminó. Ella no pudo decir nada, pero no lo necesitaba. Escuchó una voz:
–¡Corte! Perfecto chicos, y lo lograron en una sola toma. Gracias a Dios. No Podíamos perdernos ese atardecer.
Todos aplaudieron, ellos también aplaudieron y empezaron a mover lámparas detrás del árbol perfecto. El paisaje no se veía tan perfecto como antes con tanta gente moviendo accesorios.
Pero para Alice, Tom aun se veía perfecto. Tom le dirigió una sonrisa.
–Fue una gran toma –dijo.
Otra voz:
–Tom.
La cara de Tom se iluminó. Era su novia, Alice lo miró mientras Tom corría a su encuentro. Se besaron, esta vez era un beso real y Alice lo sabía. Alice sabía que su beso solo había sido medio beso, pues solo su corazón estaba ahí y mientras los veía sus sentimientos se mezclaban. Tenía un terrible dolor de estómago, sentía su corazón roto en pedazos, de la forma en la que lo sentía cada vez desde que descubrió que estaba enamorada.
También sentía odio. Sabía que no era lo “correcto” pero no podía evitarlo. Su odio hacia ella era casi tan fuerte como su amor a Tom, y la única razón por la que no había hecho nada con este sentimiento que la consumía, era porque sabía que Toma jamás la perdonaría si le hacía algo a ella y por lo tanto, no sería suyo.
Se alejó arrastrando los pies. Ahora estaba parada en el estacionamiento y miró la escena, el sol se había ido casi por completo, la ciudad estaba iluminada, las estrellas brillaban en el cielo rodeando la luna que miraba al árbol rey y este lo veía a él.
Tom la tomaba por la cintura con una mano y con la otra le sostenía la mano. Sus ojos estaban cerrados y la luna iluminaba el momento para hacerlo perfecto. Alice veía a la distancia. Ella estaba feliz por el, quería que Tom fuera feliz.
Una sola lágrima rodó por su mejilla, si… quería que fuera feliz… ¿Pero porque no podía ser ella la que lo hiciera feliz?