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La mosca en la leche.

Relatos insectuosos. Parte I

 

 

No eres mi amigo, eres parte de mí. Yo no sé de qué sustancia estén fabricadas las almas, pero la tuya y la mía comparten ingredientes: fibras, toxinas, cristales y vapores. Hemos viajado juntos por terrenos místicos, buscando siempre lo exótico y lo desconocido. Volando a otras dimensiones sobre una paloma de papiroflexia, haciendo amistad con seres de carne callosa y nadado en las profundidades junto a monstruos marinos tan tiernos como temibles. Fuiste el primero en saber que yo de grande quería ser poeta, como Villon y supiste definir con precisión, qué es una mosca en la leche. Hemos andado sedientos y nos han vestido, hemos andando desnudos y nos han dado de comer. Hemos contemplado atardeceres que ni una caja entera de prisma color sería capaz de reproducir. Hemos pintado nuestros ojos color verde mayate para después parpadear más rápido que las alas de un colibrí. No eres mi amigo, eres parte de mí.

 


 

 

 

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