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Jengibre con guebrídguma.

 

 

 

 

     Tomar té resulta más sencillo cuando has leído a Okakura, referí conocer el libro en mi apasionada charla con Fedro... Pedro mejor dicho, revelando haber leído también a Platón; para colmo escuchando a los Klaxons, atrás, en pantalla: gente intercambiando fluido gelatinoso con el que terminan untando sus pieles desnudas, adheridas.

 

A burning flame goes by and by

visible love stands side by side

it comprehends

beginnings never end.

 

     El sabor del tubérculo relajó en poco. Francamente, lo resbaladizo de la especulación constaba en partículas de polvo y humo. Encendí otro tabaco, ahora con cerillos y mano experta, Mariana se limitó a verter comentarios formales de apreciación proxémica. Ni más ni menos.

 

Twin flames in our hearts

as we move you can’t tell us apart

twin flames in our minds

when we move together.

 

     Verán, meses de no conbeber —higiénica, sanamente— con un cofollador, en cierta manera parecen días. Nada de guantes ni látex blanco, conyacente, al fin y al cabo. Y aquí recuerdo la prenda de Redmond Barry que cacheteó a más de uno, exigiendo satisfacción en la novela de Thackeray... Ana Mari sonrió indicando terrenos divagatorios.

     La relación putativa que “acopla” tiene un carácter animista separado de la estética “playboy”.

 

Spirals turn the fire in us

instants synchronise

joining us a second love

we harmonise in time.

 

     La palabra medieval anglosajona gebrydguma, es la conexión política que la mayoría de las veces ignoramos hombres y mujeres, y causa alteres emitas. Se torna evidente cuando la enfermedad aparece ante los incautos, por eso las vírgenes fueron apreciadas tiempo atrás.

     Cuando existe divina prudencia y se sabe del vínculo, la asociación sexual —fetiche— de los que vienen “luego” no tiene comparación.  

 

 

 

 

 

 

 

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