Explicación.
A Peregrino:
El hombre ─hoy─ es más preciso
un orden que resulta desorden.
Patrono de sí: manos, ojos y tripas
ligero como pájaro, no como pluma
da miedo en presencia del peligro
hace gestos con futilidad simiesca.
Tributa una idea sencilla, conmovedora
y crea un ser viviente sin entrañas.
Vale, al cabo, un excitante veneno
más necesario que cualquier alimento
sube la dosis hasta pena de muerte
que otorga sentido a su vida y obra.
Ha visto lo que nadie más nunca:
en suma, nada, según la opinión.
Su espíritu trabuca y emerge otra vez
cree creer, piensa pensar: es invencible
luego se aniquila, destruye todo en él
matanza inútil de cuerpo entero.
La vida intelectual hecha vigilias
desvanece como sonido de tambor
expuesto en una plancha con hielo
como el taumaturgo: desaparece.
Ingresa en un estado bien peligroso:
el cuerpo reculando frente al crimen.
Devorado finalmente por un animal
del que había previsto mordedura
cumple lo prometido.
De cómo se va sabemos poco, o nada
la muerte deja de ser cuando es.
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