En la habitación.
EN LA HABITACIÓN de la historia se despliega una escritura
Inútil, tal vez sea ésta donde el pecho tiembla, un equipaje
que no tenga vuelta y no pueda resarcir las cabelleras,
el sutil hastío de una mañana difícil de contar.
Has vuelto a mí, mientras lees este poema con aristas blandas,
con su identidad contenida en las vacilaciones de una hoja
inconclusa.
Han recobrado sentido los archivos que conmueven las larvas
del recuerdo, la contagiosa cercanía de los muslos, el impreciso
aliento que gotea con fuerza escondida. El oleaje es otro,
confinado a la sensitiva práctica de tu nombre, como una
insistencia que pregona la lluvia.
Bañar tu nombre con la luz de mis ojos,
medir tu nombre con pasos lentos,
con una simulada lentitud que me flagele, me distribuya
larguísimo,
en un trazo total de tu lenguaje.
(de Palabra Erótica)
Volver a Ulises Avendaño