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Crónica de un regreso.

 

 

 

 

2:10 am

Su rostro espera  en un  sillón viejo que tiene Jujuy.

Yo abandono el cuaderno en la cama 

y salgo en busca de un taxi en la Monte Atlas.

No pasa nadie.

Tengo la congoja de un domingo sin familia

y pienso que partir es una forma  de irse

dejando en Querétaro la mitad del cuerpo.

El cuerpo, cuya función siempre ha sido

satisfacer  los deseos de un espíritu joven.

¡Oh Dios, el cuerpo, los huesos,

la membrana, las idas y vueltas!

Pare por favor!!!  

No soporto la quietud.

Odio estar de pie sin dirección,

también odio el corazón  cuando mamá

aguarda pacientemente con sus ojos oscuros:

ojos de ángel, ojos de fiera,  ojos de ella,

tan  suyos que esta  ciudad sería incapaz de imitarlos.

Pare por favor!!

 

2:50 am

El taxista  me cuenta que los narcos

encontraron un buen lugar para vivir

al lado de nuestras casas.

Me dice que  ningún dinero  es suficiente,

pero yo no le digo nada.

No tengo respuestas para él.

Yo  sólo quiero devolverle el llanto

a la tierra que me vio nacer.

Quiero terminar con esta agonía,

de viajar pausadamente.

El me pasa un periódico y me indica

que en la esquina  murió un joven.

Yo muevo la cabeza

y le digo: señor así está bien.

Si él supiera que en estas circunstancias

sólo me importan  los brazos de mi madre,

¡Pero qué culpa tiene el hombre de gafas

de no saber hacia dónde voy!

 

9:00 am

Benito Juárez es lo último que ven mis ojos.

¡Qué magia tiene este país

para hacerme chillar  a sus espaldas!

Abandonarlo  también duele.

Yo he regresado tantas veces a las mismas sábanas.

 

8:55 am del día siguiente

Lima desde el aeropuerto tiene otro color:

uno  sombrío, el que deja  la partida.

La gente inquieta circula  por los pasillos.

El café abunda en todas las bocas.

Tal vez la cafeína contenga  las ansias.

Yo voy hacia el Sur,

el veterano que está sentado a mi derecha

va hacia Milán, el de la izquierda a Toronto

 y el de enfrente aparenta viajar a Lourdes.

Nos hablamos en nuestros  idiomas,

somos los babélicos con un destino, un sentido.

Salí de Querétaro rumbo a Jujuy les digo con

mi tono argentino y juegan a entenderme.

En realidad jugamos a entendernos con palabras

cuando de nuestras pupilas

sale toda conversación.

Reímos juntos porque irse es viajar

sin una porción del nombre.

Y reír nos hace canalizar  el torrente

 que sale de más adentro.

 

13:16 pm

Santa Cruz es la cuna de mi abuela.

Salgo a habitar sus calles

con mis zapatos extranjeros.

Todos los rostros deambulan buscando algo,

yo veo en ellos a mis ancestros.

Tranquilamente puedo decir  que soy de aquí.

¡Qué aroma, qué gamas, qué no sé qué

embellecen  esta  ciudad!

Todo es tan familiar, tan mío

que a cualquier mujer  a sus brazos me entregaría,

aunque no tuviera

ojos de ángel, ojos de fiera, ojos de ella.

 

3:00 am  

Cuando era una infanta me trepaba

en los pechos de aquella mujer,

cuyos ojos no olvido.

Yo creo que siempre he viajado con esos ojos.

Silenciosamente observo Jujuy

a través de una ventana que nos separa

y es cierto que nada es igual

aunque todo esté en el mismo lugar.

 

3:30 am ( )

Es hora de abandonar el equipaje

en la casa donde crecí.

Es hora de despojarse en  aquella mujer,

que me da la bienvenida

con la mirada que  siempre

he buscado en todo Querétaro.

 

 

 

 

 

 

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