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Carta de un nieto a su abuela

 

 

Berlín, 9 de Junio del 2011


Querida Abuela:


Desde hace tiempo he tenido en la mete el escribirte más frecuente y enviarte cartas por correo tradicional. Pienso que aún es siempre mucho más lindo escribir en papel y leer de la propia pluma que a través de las pantallas con letras y estilos predefinidos. Ahora el verano ha llegado a Berlín y todo resulta más llevadero, día largos de mucha luz, la sonrisa en boca de toda la gente, los conciertos en la calle, las plazas, parques y juegos infantiles revocante de gente determinada a aprovechar todo rayo de luz posible antes de que el parsimonioso tiempo veraniego termine. Nosotros también contentos con la vida que se nos presenta. Theo Julián es un pingo maravilloso que desde temprano al levantarse nos recuerda que hay que sonreír por el simple hecho de estar presentes e vida y espíritu. También que hay que reír mucho pues es la tarea más regenerativa: reír, cantar, bailar.
     Junto a Theo, vivo ahora un desarrollo paralelo. Él empieza sus primeros pasos, yo también los míos e esta nueva ciudad y contexto. El comienza a hablar un poquito, yo  también comienzo a lograr expresarme y entablar comunicación más profunda en este nuevo lenguaje.. En fin, muchos paralelismos entre su primer año de vida y mi primer año como residente del mundo teutón.  Me gusta verlo de esa manera pues no solo aprendo de él y él de mí, sino también nos hace cómplices de estas nuevas aventuras. Cada día me sorprende más y lo atinado que fue el conocer  a Lisa, reencontrarla después de tantos años y habernos decidido pro estar juntos. Es muy especial la manera  en que las personas deben "cambiar" al momento de formar una familia y creo que es una facultad que cada vez menos las personas de nuestra edad están dispuestas a hacer y descubrir, pues hay tantas "satisfacciones" instantáneas en el mundo actual cada vez más orientado a la individualidad que es difícil desligarse del vertiginoso mundo de las recompensas a corto plazo, los amigos temporales, las experiencias temporales  valoradas más por cantidad que por profundidad o capacidad para darle rumbo, significado a nuestro entorno. Sin embargo siguen y seguirá las cosas que pro su propio peso balancean el mundo: la confianza, la amistad inamovible por un amigo, amiga, el amor por la vida, por la familia, la fe, la voluntad, la imaginación y como diría mi padre ¡la poesía¡
     Durante todo este tiempo en Europa he aprendido algunas cosas, visto algunas otras, algunas nuevas y otras simplemente diferentes, pero sobre todo este viaje me ha hecho valorar de dónde vengo, la familia que tengo, el país,  que aunque destartaladón,  me formó.
Hasta hace poco me angustiaba un poco pues era como estar en un sueño que aunque muy bonito es demasiado largo. De pronto me sorprendía pensando: ya, ya quiero despertar, poder hablar, comunicarme, seguir con la vida que yo conozco en la cual se hacer las cosas: comunicarme, tener amigos, llenar formas, leer el periódico, escuchar la radio, dejar de ser espectador de una película que no acaba.  Ahora que comienzo a entender lo que pasa a mi alrededor, que puedo leer el periódico y escuchar la radio, empiezo a darme cuenta de que en realidad existe una posibilidad de dirigir la película, siendo la luz y la dirección, fuentes que provienen de ese ser supremo de que tú y mi abuelo me hablaban y yo el productor de la película. Por el momento es una película bastante completa, tienen aventura, suspenso, amor, comedia, un tinte familiar... la duración y el final  no me serán reveladas ni me corresponderá saberlo, lo que sí sé es que le queda mucha trama y guió por seguir, hasta ahora puedo anticipar que será un final feliz. 
     Queridísima y entrañable abuela, eres y siempre serás protagonista y fuente de amor, sabiduría, inspiración, compasión, apoyo, dirección y gratitud por ser parte de esta película.

 

Te pienso cada día y logro escuchar tus oraciones, tú estás en las mías. Esperando verte muy pronto, con todo el cariño pro este suertudo y agradecido nieto tuyo. 

 

 

 

Volver a Ana Francina Barrios Pintado

 

 

 

 

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