top of page

Antes cayó un cigarro.

 

 

 

 

 

Me desagrada esta sensación pero también me atrae, ese vacío que hipnotiza. Ver bajo mis enormes pies aquel fondo dibujado de gentecita lejana y automóviles de juguete. Te invita a acercarte, la lejanía. Si se tensara el cordel, mi nariz se aproximaría cada vez más al vacío.

     No me lanzo sólo porque me da miedo alejarme de mí misma. Además quedaría desparramada en el suelo. Parecería sólo un bicho rodeado por un charquito de sangre.

       Perdóname si te espanté. Mira nada más, estás pálido. Despreocúpate, que no pienso dejarme caer. Es sólo esta sensación que… Necesitarías experimentarla. Así entenderías.

Sólo es un juego. Caminas dos o tres pasos por la orilla y, cuando sientes que jalan del cordel, das un pequeño salto para atrás.

     Vacío. ¿Por qué le llamarán así? Si está repleto de cosas; de edificios con techos anchos y bases pequeñas, de árboles diminutos, de… ¡Qué cochino eres! Qué tal que le atinas al café de alguien. ¿Viste dónde cayó? Es como si hubiera desaparecido en el… ¡Detente!

 

     La primera lluvia del año comienza repentinamente. Las gotas caen sobre el charco rojo, desvaneciéndolo poco a poco. Una colilla flota al centro.

 

 

 

Volver a Yolanda Rubioceja

 

 

 

bottom of page